viernes, 21 de febrero de 2014

Cabezas que pueden volar, pero siempre con sus raíces.

      La sesión empezó con un cambio de propuesta: al ver que la entrada, con los elementos que traíamos para disfrazarnos (gafas, sombreros, guantes, toquillas, varitas…) fue muy “efusiva”, Marta propuso empezar por ahí. El claustro se divide en grupos, que deben representar distintas formas de entrar en el aula con el alma perdida. Cada equipo organiza su intervención, resultando un teatro muy agradable: maestras desinfladas, dictadores, fantasiosas, asépticos, de resaca, sprinters… múltiples formas de perder el alma día a día.

      Como personas, como maestros, debemos procurar que haya una buena conexión entre las partes que nos sustentan: la mente cognitiva, el corazón y las entrañas, las raíces que nos ligan al suelo. Cuando perdemos el alma, la comunicación entre estas partes se ha roto, resultando actitudes desequilibradas, desestabilizadoras de esa calma interior que el líder emocional debe tener. La posición corporal, la respiración y la conexión con uno mismo son esenciales antes de dirigirnos al otro: ser capaces de “alinearnos”, de crear una armonía entre estas partes, de cuidarnos a nosotros mismos, es el paso previo necesario para poder dedicar nuestra total atención a la persona que tenemos en frente. Y eso hicimos. Deambulando por la sala, nos "reencontramos" con los compañeros, no sin dificultad: cara a cara, manos en corazón y estómago, ojos cerrados, que abrimos para VER y atender con plenitud al SER ÚNICO que teníamos delante. Confiar en nuestro cuerpo y conectar con nuestro interior es la clave. Cabezas que pueden volar, pero siempre con sus raíces. 

     Para finalizar, hicimos una crítica de la desconexión que observábamos en el personaje que habíamos representado al principio: mucha cabeza, poco corazón, falta de raíces… Ahora éramos capaces de ver esas diferentes posiciones y ausencias, en un aprendizaje enriquecedor, con una “resonancia” cargada de energía positiva. 










Ana, Violeta, Lorena y Antonia.

1 comentario:

  1. Guaaauuuuuuuu...¡Qué manera de sintetizar tanto en tan poco! La vida, en realidad, es tan sencilla... Gracias por hacer de la "alineación", la "resonancia" y la "atención plena" una manera de crear y vivir la escuela.

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