TERCERA PARADA
El reencuentro fue
espectacular, los juegos de inicio amenizaron el comienzo de la clase, e hizo
que nuestra embarcación llegara a buen puerto después del fuerte oleaje vivido
en las vacaciones (al menos en las mías).
Hoy nos sumergimos en lo más
profundo de nuestra personalidad, pasando por los distintos niveles del “Iceberg-Neurológico”. Todos estos
niveles ( entorno, comportamiento,
capacidad, sistemas de valores y creencias, e identidad) están
interrelacionados y condicionan nuestra manera de ser. Así que a lo largo de
nuestro viaje, tendremos que bucear hasta lo más hondo de esta macroestructura
para conocernos y descifrar así, todos los puntos de nuestro mapa personal o mapa del mundo que vamos
edificando a lo largo de nuestra vida.
Tal vez, conociéndonos bien,
podamos llegar a comprender mejor a los demás. Como muy bien nos dijo nuestra
capitana “la distancia entre yo y el
otro es la misma distancia que entre yo y yo mismo”. De esta manera podemos
empezar a tener una vinculación emocional,
y esto está muy relacionado con uno de los niveles más profundos de nuestro
iceberg, que es el sentimiento de
pertenencia. La pertenencia, fue tratada por muchos autores como Maslow, que en su famosa pirámide, establece una jerarquía de
las necesidades de los individuos. Primero estarían las necesidades
fisiológicas, después la seguridad y cuando tenemos todo esto, queremos formar
parte de algo (pertenencia a un grupo, familia, amigos…), por eso buscamos el
reconocimiento, y cuando ya lo hemos logrado todo, estamos a un solo paso de la
autorrealización.
La pertenencia a un grupo (
clase, comunidad escolar, familia…) hace que nos comprometamos con él,
cooperemos, participemos, etc . La ruptura se presenta de múltiples maneras, ya
sea a través de conductas violentas de enfrentamiento o por el contrario, a
través del aislamiento y del retiro. Esto lo vemos diariamente con nuestros
alumnos/as.
Cada niño/a tiene su propio
mapa del mundo que ha ido construyendo hasta ahora, y dentro de su capacidad de
elección, de entre todas las opciones que se le vayan a presentar, va a elegir
la mejor según su criterio.
Una de las premisas que
hemos aprendido hoy es que “ detrás de
cada comportamiento hay una intención positiva-adaptativa”.
Probablemente, la opción que
va a elegir ese niño, (esa conducta positiva para él, porque es la única que
conoce), es negativa desde nuestro propio esquema mental.
Por ello, es necesario que
cambiemos el foco de atención del ¿Por qué? al ¿Para qué?, es decir, que una vez conocidas las causas, pasemos
a las
soluciones.
Como tarea, debemos aprender
a manejar la situación desde un punto de vista emocional, teniendo en cuenta
que ese comportamiento tiene una intención positiva para ese niño/a.
Esta parada, como todas las
que hasta ahora hemos realizado, nos sirve para tomar nota de sabios consejos y
volver rumbo al mar, con la total seguridad de que nuestra barca es más fácil
de manejar.
¡Se puede decir más alto, pero no más claro! Maravillosa síntesis que, además, "toca" y "vibra"... Volvamos rubo a la mar, Laura. ¡Muchas gracias!
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