La segunda parada de nuestro
viaje, fue en un lugar al que podríamos llamar Animalandia. Casi sin darnos
cuenta, de nuestras espaldas colgaba un cartel con el nombre de un animal.
Todos observábamos curiosos el nombre del animal que les había tocado a
nuestros compañeros y esperábamos ansiosos a descubrir el nuestro. No
tardaríamos mucho en descubrirlo, una tarde soleada, un poco de música y la
solidaridad de los demás animales, al comunicarse en nuestro lenguaje animal, bastaría
para adivinarlo. Una vez reconocida nuestra especie, tocaría unirnos a los
nuestros, una vez más, al son de la música.
Y como la música amansa a las
fieras, tras ese encuentro animal, vendría un momento de relajación, ya que nos
transportamos mentalmente a nuestra playa preferida, tranquilidad, ruido de
olas…. Pero de repente, todo esto se vería truncado por una tormenta y un
ruido, un ruido que nos haría volver a la realidad y al abrir los ojos,
quedarnos no menos que sorprendidos. Una botella recorría el suelo produciendo
ese ruido, y todas nuestras miradas se centraban en ella, ¿alguien se decidiría
a cogerla…?
Una valiente marinera se decidió
a coger la botella, leer su mensaje y poner en marcha su desafío. Debía agrupar
a los animales por especies y designarles un sentimiento. Los animales saldrían a escena mostrándonos dicho sentimiento, después de debatir como seres
humanos, sobre ese sentimiento y manifestarlo en un cartel. Por momentos fuimos
animales, a ratos seres humanos.
Y para finalizar, hablamos de lo que
diferencia al ser humano del resto de los animales, de la evolución, del
razonamiento, de las diferencias de nuestro cerebro frente al de otros animales…
Entonces Marta invitó a nuestros cerebros humanos a la reflexión: “Lo
que no me gusta de los demás, es cosa mía”.
Sin duda, un gran final para este
segundo viaje, en nuestra barca de las emociones.
¿Por qué aguas navegaremos esta próxima semana?
ResponderEliminarGracias, Beatriz.
Estimados tripulantes de la barca de las emociones: me gustaria aportar una reflexion que invadio mi cabeza durante la actividad de los animales cual polizon .Aqui la lanzo por la borda..con la esperanza de encontrar respuesta entre los expertos y curtidos navegantes.
ResponderEliminarAl repartir los animales que cada uno tenia y tener que encontrar a tus.companeros,sin saberbque animal era yo misma,pense en el alumnado y en los adultos tambien,en cuantas veces no sabemos quienes somos,ni como comportarnos y en la necesidad de sentirnos acogidos e integrados por otros "animales como nosotros".Yo senti alivio cuando encontre a mis "cabras amigas",comprendi quien era yo y que se esperaba de mi.Me senti protegida al saber que otros animales de mi familia eran mi referente.
Quizas esto nos ocurra alguna vez,a nosotros o a nuestro alumnado ...y por
ello lanzo esta reflexion sobre la necesidad del grupo,la necesidad de sentirte "parte activa de"
Pido perdon porque este telefono que tengo,desde el que estoy escribiendo,no tiene TILDES!!!!!!!
Impresionante reflexión, Vely cosa (quién se esconde detrás de ese seudónimo tan flipante?? ;-))
EliminarSentir "parte activa de" y "parte importante de" un algo mayor y para un algo mayor...
Gracias, cabrita, por compartir.